Yo no encuentro ninguna desventaja, más allá del estrés que sufren algunas personas por consultar cada “minuto” su valor de glucosa o por quedarse sin su “juguete” favorito que le proporciona mucha información.

Yo me lo coloco en la parte superior del brazo (como indica el manual de todos los sensores de glucosa).

El consejo que yo daría a las personas que lo vayan a utilizar por primera vez es que lo protejan muy bien (con esparadrapo, “film” adhesivo o cualquier otro “protector”), ya que aunque nos los den en la sanidad, cada sensor cuesta más de 35 euros desde que sale de su fábrica.